10-11-2021 / Avanza el plan para instalar desfibriladores en todas las estaciones de la red de metro como medida de prevención de las muertes repentinas por paro cardíaco. La primera semana de noviembre se instalaron en 21 estaciones, que se añaden a las 26 que ya tenían este aparato desde principios de agosto. Por tanto, ya son 47 las estaciones cardioprotegidas y está más cerca el objetivo de que lo estén todas (160) a final de año.
La mayor parte de los nuevos desfibriladores se han instalado en 16 estaciones de la línea 2, que de esta forma ha quedado cardioprotegida en su totalidad. Los otros están en cuatro estaciones de la línea 11 —Casa de l’Aigua, Torre Baró / Vallbona, Ciutat Meridiana y Can Cuiàs— y la de Trinitat Nova de la línea 4, que es adyacente a la terminal de la L11.
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Los aparatos son del tipo desfibrilador externo automático (DEA), que detecta y actúa ante un paro cardiorrespiratorio causado por una fibrilación ventricular o una taquicardia ventricular sin pulso. Los desfibriladores los puede utilizar cualquier persona aunque no tenga conocimientos sanitarios. No obstante, el personal de Metro está recibiendo una formación específica.
Aparatos geolocalizados
Los DEA van colocados dentro de unas cajas situadas en el sector central de los andenes dirección Besòs (lo que en la red de metro se llama vía 1), o bien en el andén central en caso de que la estación tenga, y están equipados con un sistema de geolocalización para tenerlos ubicados permanentemente y detectar si se está usando. Junto a la instalación del aparato se coloca también señalización en distintos puntos de la estación para ayudar a encontrarlo en caso de necesidad.
Para facilitar una utilización rápida y segura del DEA, la persona usuaria sólo debe seguir las instrucciones sonoras que el propio aparato va dando. Además, un pulsador permite comunicar directamente con el 112 para que al mismo tiempo los servicios médicos se desplacen a la estación. También existe la posibilidad de comunicar con el centro de control de metro mediante el pulsador SOS de los interfonos situados junto a cada desfibrilador.
Las enfermedades cardiovasculares causan el 30% de la mortalidad en el mundo y constituyen un problema de salud pública de primer orden, con incidencia en personas de cualquier edad y condición. En Catalunya, los paros cardíacos se producen sobre todo (70%) en lugares públicos y causan cinco defunciones cada día de media.
Aparte de la prevención y la difusión de hábitos saludables, una manera eficaz de evitar estas muertes prematuras es la diseminación de desfibriladores en espacios públicos para que puedan ser utilizados dentro de los 10 minutos posteriores a la crisis cardíaca, un tiempo que es decisivo para la supervivencia de la persona.