7-11-2020 / El Departamento de Agricultura ha suspendido las batidas que estaban programadas en fin de semana en Collserola durante la vigencia del toque de queda. La medida se ha tomado ante el aumento de la presencia de gente en los espacios naturales como Collserola debido a la implantación de medidas de restricción de movilidad y la prohibición de la mayor parte de las formas de ocio en la ciudad para hacer frente a la Covid-19.
Las sociedades de cazadores locales han entendido perfectamente la situación acaecida, han demostrado una voluntad plena de colaboración y quedarán a la espera de unas mejores condiciones para desarrollar su actividad de colaboración en la gestión de la fauna cinegética.
La gestión cinegética mediante la caza permite anualmente un control de las poblaciones de las especies y una reducción importante de su crecimiento. Sin el efecto producido por la caza, las poblaciones de jabalí lograrían abundancias superiores a las actuales y provocarían graves pérdidas en las explotaciones agrícolas, pero también a la ganadería por la transmisión de enfermedades como la Peste Porcina Africana que actualmente es en expansión en Europa . Hay que añadir el daño a las personas al ser la especie que provoca el 95% de los accidentes en las carreteras por fauna salvaje, con daños directos a los ocupantes, además de los daños materiales a los vehículos.
La capacidad de adaptación de esta especie ha permitido que colonice espacios cercanos a las zonas habitadas, pudiendo encontrar jabalíes en medio de las calles céntricas de Barcelona y muy a menudo accediendo a zonas ajardinadas. El macizo de Collserola es un espacio natural sometido a presiones de carácter urbanístico y de uso público, lo que altera de manera importante los procesos naturales de los ecosistemas que forman parte, y está ubicado en medio de una de las áreas metropolitanas más densamente pobladas de Europa. Algunas especies de la fauna salvaje como el jabalí se han adaptado, sin embargo, a las nuevas condiciones de manera exitosa.
El resultado ha sido un importante incremento de la presencia de esta especie en espacios de la vía pública que ha provocado, entre otros, accidentes de tráfico, ataques a personas, daños al verde urbano, riesgo de transmisión de enfermedades, daños a cultivos y alarma social en algunas calles y barrios de las ciudades de esta área.
La caza del jabalí en Collserola
Para reducir estos riesgos, y a la vez permitir una población sostenible de esta especie propia de los ecosistemas naturales, se han emprendido una serie de medidas basadas en un seguimiento de los resultados que permiten su adaptación y dimensión adecuada.
En concreto, las administraciones locales han hecho cambios en sus sistemas de recogida de residuos domésticos, con anclajes de los contenedores de basura que evitan que los jabalíes accedan; campañas de divulgación entre los vecinos para evitar que den y dejen comer a estos animales; información sobre el riesgo de acercarse a estos animales de la fauna salvaje que pueden tener reacciones defensivas peligrosas, y señalización de los tramos de carretera donde ha habido un número de accidentes superior al resto (punto negros).
Cada año 20 jornadas de caza
Cada año, hay un máximo de 20 jornadas de caza en batida que cuentan con una planificación que incluye medidas dirigidas a evitar el riesgo de accidentes: señalización, presencia de informadores, restricción de accesos, supervisión por parte de los agentes del Cuerpo de Agentes Rurales, e información en las redes sociales mediante el Consorcio del Parque de la Sierra de Collserola.
Estas redadas se realizan sobre una superficie media de 150 hectáreas terrenos de sólo 4 municipios (Cerdanyola del Vallès, Sant Cugat de Vallès, Sant Feliu de Llobregat y Sant Just Desvern) y cuentan siempre con el visto bueno del Parque Natural para evitar fechas con actividades organizadas que puedan ser incompatibles con la caza: encuentros, carreras, pedaladas …
Las acciones coordinadas que se han llevado a cabo los últimos años han permitido reducir la densidad de jabalí a la mitad, cuando alcanzó un máximo de 13 jabalíes por km2 en Collserola (año 2012), con la consecuente reducción de las situaciones de conflicto .