2-11-2020 / Según la Encuesta de la Juventud de Barcelona 2020, promovida por el Ayuntamiento de la capital catalana, casi el 60% de los jóvenes consultados creen que la crisis generada por la Covid-19 les afectará de forma negativa o muy negativa en su futuro.
La encuesta permite conocer las condiciones de vida, los hábitos y los valores de los jóvenes barcelonesas entre los 15 y los 34 años. Este año ha coincidido con una situación excepcional generada por la Covid-19, lo que ha permitido recoger su impacto en la población más joven.
Por primera vez se han incluido en la muestra jóvenes no empadronados en Barcelona pero que residen desde hace, al menos, 6 meses. Estos suponen el 13,4% y, por tanto, se puede estimar una población de jóvenes residentes en la ciudad de aproximadamente 445.000. Este cambio implica pues que la encuesta se acerca más a la realidad social de la ciudad.
El 58% de los jóvenes no ha nacido en Barcelona, de éstos, el 33,2% ha venido por motivos laborales, el 27,3% por estudios y el 21,6% con la familia. De los jóvenes no nacidos en Barcelona, el 64,4% son de nacionalidad española, el 7,5% de países de la Unión Europea y el 28,1% de fuera de Europa.
Las formas de convivencia de los jóvenes de Barcelona varía en función del grupo de edad; los de 18 a 24 años, el 64,5%, son que viven con el padre y / o la madre; entre los 25 y 34 años, el 76% viven emancipados, conviviendo principalmente con la pareja (un 41%) o compartiendo piso con amigos (22%).
La pandemia sorprendió a los jóvenes estudiantes a la mitad del curso académico. En cuanto a los jóvenes de 15 a 29 años, más del 80% asegura que la Covid-19 les afectó en su formación educativa. El 37% indican que bajó su rendimiento y un 4% ha tenido que dejar los estudios. A su vez un 14,5% afirman que han mejorado en los estudios.
Más desempleo
Respecto al impacto en el ámbito laboral, la tasa de desempleo entre los jóvenes se ha intensificado y, aunque no hay diferencias significativas por género, sí se han amplificado las desigualdades de la población joven según el país de nacimiento, con un 17,4% de paro en nacidos en el extranjero y un 9,6% en los nacidos en España. Donde se detectan más desigualdades es en los jóvenes de barrios con rentas más bajas, donde su tasa de paro triplica a la de los barrios con rentas más altas, siendo de 19,5% y 6,3% respectivamente.
El 49% de los jóvenes indican que la situación económica de su hogar ha empeorado durante los primeros meses de la crisis, en contraposición a un 5,4% que asegura que ha mejorado. Esta afectación se ha visto agravada en los barrios con rentas más bajas y en el 52% de los jóvenes emancipados. Además, el 24% de la población joven indica que ha tenido más dificultades para pagar los gastos relaciones con el hogar, y casi un 6% no ha podido hacer frente a algún pago del piso.
A pesar de las consecuencias emocionales del confinamiento, la percepción mayoritaria de la población joven ha sido que la relación con su familia se ha mantenido igual (66,8%) o incluso ha mejorado (27,3%).
En cuanto a las relaciones con la pareja, uno de cada cuatro jóvenes (26%) indica que ha mejorado a raíz de la llegada de la Covid-19, y casi un 13% dice que la relación ha empeorado. Sin embargo, convivir con la pareja ha sido clave en esta mejora, ya que entre los jóvenes que viven con su pareja, sólo el 6,1% indican que ha empeorado, frente al 21% de lo que no conviven.
Si hablamos de relaciones de amistad, más del doble de jóvenes (19,6%) perciben que ha mejorado y sólo un 8,6% señala que ha empeorado a raíz de la Covid-19, especialmente entre los jóvenes de 15 a 24 años.
Respecto al impacto psicológico de la pandemia, más de la mitad de los jóvenes entrevistados (52%) declaran que la situación derivada de la Covid-19 y el confinamiento les ha afectado psicológicamente; en especial a las mujeres jóvenes (57% ellas por 47% ellos). Muchos han encontrado en los hábitos saludables una manera de contrarrestar esta afectación; más del 80% ha mantenido los mismos hábitos o los han mejorado y sólo una quinta parte los ha empeorado.
Foto: Ayuntamiento de Barcelona