1-9-2020 / Solo un 3,4% de los pacientes pediátricos con diagnóstico de COVID-19 confirmado en Catalunya entre el 1 de marzo y el 31 de mayo (en pleno confinamiento) fueron los transmisores del SARS-CoV-2 al resto de los miembros de su núcleo familiar.
Así lo concluye el estudio epidemiológico Papel de los niños y las niñas en la transmisión intrafamiliar del SARS-CoV-2 (COPEDI-CAT) liderado por Vall d’Hebron, que tiene por objetivo estudiar la secuencia de contagios entre los menores de 18 años con COVID-19 y los adultos con quienes conviven. Después del estudio de contactos, solo en tres casos se ha identificado claramente el menor de edad como desencadenante del brote familiar.
El estudio de contactos se ha podido completar en un total de 89 de las 163 familias potencialmente candidatas. En un total de 36 familias (40,4%) no se ha podido definir el patrón de transmisión. En 50 de las familias en las cuales varios miembros sufrieron la COVID-19, se ha identificado otro miembro de la familia o de fuera con PCR positiva que claramente tenía síntomas o había sido diagnosticado antes o al mismo tiempo que el menor de edad, y que sería el transmisor (un 56,2%). Este estudio se ha llevado a cabo gracias a la colaboración de la Secretaría de Salut Pública de Catalunya y la Societat Catalana de Pediatria.
“Los resultados del estudio realizado del 1 de marzo al 31 de mayo nos confirman que los niños y las niñas han sufrido la enfermedad con cuadros inespecíficos y poco graves y que son menos transmisores del SARS-CoV-2 que los adultos en el entorno familiar, un ámbito de mucha proximidad y donde es difícil mantener las medidas de seguridad”, apunta el Dr. Pere Soler, jefe de la Unidad de Patología Infecciosa e Inmunodeficiencias de Pediatría de Vall d’Hebron. “En una segunda fase estamos realizando un estudio prospectivo, conjuntamente con los pediatras de Atención Primaria, en el que ya hay incluidos 357 pacientes pediátricos diagnosticados de COVID-19 del 1 de junio al 26 de agosto y más de mil contactos intrafamiliares, con el objetivo de analizar la secuencia de contagios de los casos diagnosticados después del confinamiento”, añade el Dr. Pere Soler.
A partir de todos los pacientes pediátricos con COVID-19 de Catalunya del 1 de marzo al 31 de mayo que constan en el registro de AQuAS, Vall d’Hebron realizó en primer lugar una encuesta telefónica a las familias para conocer los datos clínicos y epidemiológicos de la COVID-19 de estos pacientes pediátricos, los factores de riesgo o las comorbilidades. También evaluó los contactos que establecieron los menores con los convivientes en el núcleo familiar y aquellas personas con las cuales mantuvieron contacto frecuente (diario o como mínimo de una vez a la semana, como por ejemplo canguros o abuelos), así como la afectación por el virus que han tenido estos adultos. Los participantes de este estudio epidemiológico que no tuvieron confirmación previa de la infección pudieron someterse a un estudio serológico, para conocer si se habían infectado por SARS-COV-2. También se ofreció a aquellos familiares de pacientes pediátricos con indicios de tener una infección activa de SARS-CoV-2 la opción de realizarse una PCR en muestra respiratoria.
Solo 31 de los 163 pacientes pediátricos con COVID-19 incluidos en el estudio requirieron hospitalización (un 19%). El 81% (132 pacientes) presentaron cuadros clínicos inespecíficos y poco graves que no hicieron necesario el ingreso. Y de las 89 familias en las que se pudo completar el estudio de contactos, un 21,4% de los menores de edad (19) fueron asintomáticos. Los síntomas más frecuentes de la COVID-19 en niños son la fiebre (59,6%) y la tos (49,4%), seguidas de fatiga (40,5%) y dificultad respiratoria (31,5%). “Los menores de edad no acostumbran a hacer cuadros graves de COVID-19, confirma el estudio, que detecta como grupos de riesgo de la enfermedad aquellos pacientes pediátricos que sufren cardiopatías congénitas y neumopatías graves, excluyendo el asma”, expone el Dr. Antoni Soriano, de la Unidad de Patología Infecciosa e Inmunodeficiencias de Pediatría. “Además, a lo largo de los meses se ha demostrado un descenso progresivo de los ingresos hospitalarios por la COVID-19 que han pasado de casi el 30% en el mes de marzo al 0,3% desde el inicio de agosto, aún con el aumento de nuevos casos de infección por SARS-CoV-2 a causa de una mayor realización de PCR”, añade el Dr. Antoni Soriano.
Un porcentaje muy significativo de menores de edad infectados por SARS-CoV-2 se sitúan en una franja de edad a partir de los 12 años, con 42 casos entre 12 y 16 años y otros 42 casos entre 16 y 18 años. Unos treinta pacientes pediátricos tenían entre 6 y 12 años en el momento de sufrir la COVID-19, 19 entre 3 y 6 años y 30 entre cero y tres años. Sin embargo, el grueso de los menores de edad que requirieron ingreso hospitalario se concentran en la franja de menores de tres años (un 33%, diez de un total de 31 de todas las edades que han requerido hospitalización). “A los bebés y los niños y las niñas de muy corta edad se los considera clásicamente pacientes de mayor riesgo desde un primer momento, al ser más vulnerables, y este grupo presentaba un mayor porcentaje de cardiopatías congénitas y neumopatías graves”, contextualiza el Dr. Pere Soler. Por territorios, la mayoría de los casos de menores de edad infectados por el SARS-CoV-2 se registraron en las regiones sanitarias de Barcelona, con un total de 92, y Girona (48 casos).
Más pacientes pediátricos con COVID-19 después del confinamiento
El número de pacientes menores de 18 años con un diagnóstico confirmado de COVID-19 ha aumentado de forma exponencial en Catalunya después del confinamiento. Si del 1 de marzo al 31 de mayo los pacientes pediátricos con COVID-19 en Catalunya fueron 163, solo en el mes de junio se registraron 250 casos, en julio 2.602 y, del l al 23 de agosto, 2.419 casos, según los datos de pacientes pediátricos con COVID-19 facilitadas por AQuAS de las cuales parte el estudio prospectivo, que tiene por objetivo estudiar la transmisión comunitaria después del confinamiento. Hay que destacar que muchos de estos casos son asintomáticos o presentan síntomas leves.
“Durante estos meses se han realizado muchas más pruebas PCR, mientras que en el confinamiento las pruebas se realizaron solo a los niños y las niñas con síntomas importantes y a los hospitalizados. Ahora la capacidad para hacer PCR es más alta y se detectan más casos de COVID-19, tanto pediátricos como en adultos, aunque la libre circulación de menores de edad pueda también haberse traducido en más contagios”, señala la Dra. Magda Campins, jefa del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología de Vall d’Hebron.
“Este estudio ha sido una oportunidad para ampliar la información sobre el SARS-CoV-2 en el ámbito de la población pediátrica, escasa desde el punto de vista microbiológico”, expone la Dra. Juliana Esperalba, del Servicio de Microbiología de Vall d’Hebron, quien, con el Dr. Andrés Antón, lidera la realización de estudios serológicos y pruebas PCR del estudio.