30-4-2020 / La crisis producida por la pandemia está generando un enorme sufrimiento que afecta a todos los aspectos de la vida. También ha cuestionado la principal y más necesaria forma de desplazamiento en este país: el caminar. La Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) considera caminar es necesario para mantenernos saludables, pero para algunos colectivos, como la infancia o las personas mayores, caminar es una necesidad ineludible.
Por este motivo, tanto durante el confinamiento como en el periodo de desescalada por fases, las administraciones públicas deben garantizar que los desplazamientos a pie sean seguros, no sólo desde el punto de vista del contagio, sino también de la seguridad vial, para que se ha observado que la reducción del tráfico motorizado incide en un incremento de la velocidad de los vehículos a motor.
Numerosas ciudades y países están ofreciendo soluciones para que las ciudades sean «caminables» al tiempo seguras, cambiando las regulaciones, reduciendo la velocidad de los vehículos motorizados y cerrando al tráfico determinadas calles para facilitar los desplazamientos a pie.
La Asociación de Catalunya Camina y la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (Favb) proponemos que también se adopten medidas en este sentido en la ciudad de Barcelona y los municipios del AMB, favoreciendo la movilidad ciclista (por ejemplo, con carriles bici provisionales) y haciendo una apuesta decidida por la pacificación del tráfico y la movilidad a pie.
Barcelona debe acondicionar las calles y el espacio público para que el caminar sea la manera habitual de realizar los desplazamientos no sólo de corta distancia o de barrio, sino de media distancia o entre distritos.
La pandemia pone también en evidencia el hecho de que muchas calles de nuestra ciudad no cumplen la legislación de accesibilidad que obliga a que las aceras tengan una anchura adecuada. Ahora este requisito se ha convertido en una urgencia social.
Para reducir el riesgo de contagio es imprescindible contar con aceras anchas que permitan guardar una distancia de seguridad adecuada (las autoridades sanitarias recomiendan entre 1,5 y 2m de separación).
Suponiendo que una persona requiere un espacio de entre 0,7 y 0,8m para caminar, la anchura mínima para garantizar la seguridad de las aceras debería ser de 3 metros.
Pensamos que en esta situación de emergencia se debería autorizar el uso de la calzada a las personas que caminan en determinadas calles y circunstancias, sobre todo allí donde no se puede garantizar la distancia de seguridad en las aceras.
La administración local puede y debe anticiparse a la mayor demanda de espacio para los peatones que se producirá cuando se comience a levantar de forma escalonada el confinamiento, aplicando medidas provisionales que garanticen la seguridad, tanto vial como vírica. Entre las posibles medidas, algunas de las cuales adoptadas en otras ciudades, destacan:
1.- Ciudad 30, para desincentivar el aumento de la velocidad y transformar nuestra ciudad en una ciudad tranquila.
2.- Establecimiento de zonas de prioridad peatonal (zonas 30 y «calles residenciales») mediante cortes localizados de calles donde las aceras tengan una anchura inferior a 3m y donde el tráfico motorizado sea reducido para evitar el tráfico de paso y mejorar las condiciones para caminar .
3.- Ampliación temporal o definitiva de las aceras, en aquellas calles y ejes donde no tienen la anchura adecuada y donde hay múltiples carriles de circulación y / o se dispone de una banda de aparcamiento. La ampliación podría convertirse posteriormente en definitiva para cumplir la legislación de accesibilidad.
4.- Abordar de manera definitiva, a nivel local y del Área Metropolitana, el aparcamiento de las motocicletas fuera de las aceras.
5.- En cuanto a las terrazas y veladores, todos estamos invitados a disfrutar del espacio público pero nadie le puede apropiarse.
6.- Realización de campañas a favor de los desplazamientos activos en sustitución del automóvil.
Finalmente, conviene revertir el cierre indiscriminado de las zonas verdes y espacios libres de la ciudad con el fin de aumentar la oferta de espacios urbanos y la distancia de seguridad de las personas que caminan, ya sea para hacer desplazamientos como para el actividad recreativa, fundamental para la salud física y mental de las personas tras el largo confinamiento en los hogares.
Texto: Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona