Barcelona 5-11-2018 / Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) informó que un convoy del metro volvió a sufrir una agresión vandálica y violenta protagonizada por un grupo de 34 grafiteros. El suceso se produjo la madrugada del domingo en la estación de Maragall de la línea 4 cuando llevaba a pasajeros.
Precisamente, tres de ellos fueron agredidos, incluida una mujer embarazada a la que rociaron con spray de pintura en la cara. TMB anunció que denunciará el suceso para que los autores sean identificados y jugados.
Los grafiteros comenzaron su acción activando el freno de emergencia del tren, cuando estaba detenido en la estación de Maragall. Acto seguido se dedicaron a pintar los vagones lo cual generó actitudes de rechazo por parte de los pasajeros, lo cual generó que fuesen increpados y agredidos por los autores de las pintadas.
A continuación los agresores se dispersaron en grupos y huyeron por los vestíbulos de la línea 4 y de la línea 5 de la estación Maragall, por donde han salido al exterior. En la huida, un presunto integrante de este grupo fue retenido por miembros de seguridad de metro y ha sido puesto a disposición de los Mossos que se han desplazado hasta el lugar de los hechos. Esta persona detenida llevaba material para vandalizar el tren y también una cámara de vídeo para grabar la acción vandálica.
Las tres personas agredidas han manifestado su intención de presentar denuncia por los hechos, lo que también hará TMB.
A consecuencia de la acción vandálica el servicio de metro de la línea 4 se vio interrumpido durante algunos minutos y el tren atacado tuvo que ser retirado del servicio.
Ataques cada vez más frecuentes
Este tipo de vandalismo grafitero es hoy el principal problema en el ámbito de la seguridad para los operadores ferroviarios en España, con crecientes implicaciones sociales, medioambientales, laborales y económicas. Supone una amenaza real para las personas y para la prestación del servicio, además de una injusta carga económica sobre los sistemas de transporte.
TMB y otras empresas integradas en el Observatorio del Civismo del Transporte Ferroviario han advertido repetidamente que el fenómeno se está acentuando, en frecuencia, en número de personas participantes y sobre todo en agresividad y violencia, que descargan no sólo sobre el material móvil de los sistemas de transporte sino también hacia las personas que se les puedan interponer, sean viajeros, empleados o vigilantes de seguridad.
Aparte de las medidas adoptadas en el ámbito propio, los operadores han realizado gestiones ante las fuerzas de seguridad pública y la Judicatura para pedir su implicación, ya que consideran necesaria una actuación coordinada de todos los actores para hacer frente a estas prácticas delictivas.
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