Barcelona 7-6-2018 / La teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo y Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona, Janet Sanz, y el concejal de Desarrollo Urbano Sostenible de Madrid, José Manuel Calvo, se reunieron ayer en Madrid para hacer fuente común y pedir al nuevo Gobierno cambios legislativos para garantizar el derecho a la vivienda.
En un encuentro con periodistas, ambos expresaron que los ayuntamientos de Barcelona y Madrid piden al nuevo ejecutivo del PSOE reformas que permitan a las ciudades disponer de más instrumentos para dar respuesta a la dificultad de acceso a alquileres asequibles que tiene una gran parte de la ciudadanía.
«En este nuevo contexto político que se ha abierto gracias a la moción de censura para echar al PP corrupto, hay un nuevo escenario que las ciudades debemos aprovechar para conseguir sacar adelante propuestas que llevamos mucho tiempo exigiendo», dijo Sanz.
Por un lado, es urgente que el Estado modifique la Ley de Arrendamientos Urbanos para que las administraciones locales puedan regular precios y garantizar un mercado de alquiler estable y asequible. Uno de los elementos fundamentales es alargar la duración mínima actual de 3 años de los contratos, y poder situarlos en el nivel de ciudades como Berlín y París, que la fijan en hasta 10 años.
Asimismo, hay un índice de precios efectivo que limite los alquileres desorbitados. «Tenemos que recuperar el concepto de vivienda asequible para que la gente pueda seguir viviendo en los barrios», recalcó la teniente de alcaldía.
Invertir en vivienda pública
Otro punto esencial en las demandas de ambos consistorios es que el Estado recupere la inversión en vivienda pública tras años de recortes drásticos. «Las ciudades hacemos un esfuerzo titánico para generar un parque público suficiente que dé respuesta a la garantía de este derecho básico, pero necesitamos que el Gobierno del Estado sea un actor principal en este ámbito», manifestó Janet Sanz.
Estas medidas, han subrayado Sanz y Calvo, permitirían disponer de más herramientas para hacer frente a retos globales como la masificación turística y los impactos que tiene en el día a día de la gente. El turismo, afirmaron, genera muchos beneficios a ambas ciudades, pero hay que regularlo y poner límites para que el vecindario pueda seguir viviendo en su casa.