Barcelona 19-4-2018 / El primer teniente de alcaldía, Gerardo Pisarello, acompañado del Comisionado de Programas de Memoria, Ricard Vinyes y de representantes de la Fundació Ferrer Guàrdia, han participado hoy en el acto de colocación de un atril informativo dedicado al pedagogo, activista y librepensador Francisco Ferrer Guardia, ubicado junto al monumento dedicado a su persona que hay en el Parque de Montjuïc, junto a la Avingua de l’Estadi.
En una breve intervención Pisarello ha reivindicado y puesto en valor su figura y «la herencia republicana municipalista, antiautoritarista y antiestatalista. Reivindico la tradición de Ferrer como defensor de los cambios democráticos en el ámbito local, en las escuelas, en los barrios, la que debe tener continuidad hoy y que se construye día a día».
Pisarello también ha asegurado que «es incoherente autodenominarse republicano y defender la educación que segrega por sexos, que está sólo al alcance de quien tiene recursos para pagarla o la escuela concertada de lujo. Todo ello -ha dicho- es contrario a todo lo que defendía Ferrer Guardia: una educación laica, pública, fuerte, racional y científica y que fomenta el pensamiento crítico». Por último ha recordado que «Ferrer Guardia pagó con su vida la apuesta por el libre pensamiento y la pedagogía innovadora y porque denunció un régimen, la monarquía borbónica, que en el siglo XIX, XX y aún ahora, ha sido y es un freno para la innovación, el progreso y las ideas críticas».
Exposición en el Castillo de Montjuïc
La instalación de este panel informativo pensado para que la ciudadanía conozca la figura de Ferrer i Guàrdia se enmarca en la celebración de la Primavera Republicana. En este marco, actualmente también se puede visitar la exposición La revolución pedagógica de Ferrer i Guàrdia, en el Castillo de Montjuïc. En esta muestra, los objetos personales de Ferrer Guardia ven la luz por primera vez en una exposición en Barcelona. La muestra incluye libretas manuscritas, pensamientos escritos desde la cárcel y su agenda de contactos.
Francisco Ferrer Guardia estuvo a la vanguardia de los movimientos de renovación pedagógica en Cataluña y su modelo se extendió por todo el mundo. La exposición repasa la vida de Ferrer Guardia, haciendo hincapié en la gran obra de su vida: la creación de la Escuela Moderna.
La exposición, comisariada por Pere Solà y Gussinyer, se podrá ver hasta el 2 de septiembre en el patio de armas del Castillo de Montjuïc.
Francesc Ferrer i Guàrdia: fundador de la Escuela Moderna
Francesc Ferrer i Guàrdia (Alella, 1859 – Barcelona, 1909) es el creador de la Escuela Moderna, un proyecto práctico de pedagogía libertaria (1901). De formación autodidacta e influenciado por el anticlericalismo de la época, inició su actividad en el republicanismo, y participó en el intento de levantamiento fallido de 1886 contra la restauración borbónica. Su fracaso le llevó al exilio en París, donde inició su viraje hacia posiciones libertarias al tiempo que contactó con movimientos de renovación pedagógica.
En 1901 volvió a Barcelona y fundó la Escuela Moderna, en el número 56 de la calle de Bailén. Fundamentada en el libre pensamiento, el laicismo, la coeducación y el racionalismo como vías hacia la autodeterminación individual y colectiva, sentaría las bases para la posterior eclosión de ateneos y círculos obreros, y para la implantación de una pedagogía innovadora en el contexto histórico del momento, lo que provocó una fuerte oposición de los sectores más conservadores de la sociedad, sobre todo de la iglesia y del regionalismo burgués, que veían amenazado su sistema de reproducción social.
En 1906, el bibliotecario de la Escuela Moderna atentó contra el rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. Debido a este hecho, Ferrer i Guàrdia fue detenido y encarcelado durante un año en la Modelo de Madrid. Finalmente fue absuelto, pero estos hechos impusieron el cierre de la Escuela Moderna y un nuevo exilio, hasta que en 1909 volvió por motivos personales. Sin embargo, fue detenido nuevamente como instigador de la Semana Trágica, en la que no había participado.
Tras un juicio lleno de irregularidades, fue condenado a muerte y fusilado el 13 de octubre de 1909 en el Castillo de Montjuïc, a pesar de las protestas que se produjeron contra este crimen, dentro y fuera de nuestras fronteras.
Fotos: Ayuntamiento de Barcelona