El Consorci d’Educació de Barcelona pondrá en marcha un programa para garantizar el buen mantenimiento de las 153 escuelas públicas de educación primaria de la ciudad, 3 escuelas de educación especial y los 5 institutos-escuela.
El programa se aplicará en 160 equipamientos y se fija que los centros educativos deberán pintarse cada seis años como máximo. Para hacerlo posible, el Ayuntamiento de Barcelona hará una inversión anual de 3 millones de euros, lo que permitirá intervenir una treintena de centros cada año. Está previsto que para el 2018 se actúe en 25 centros, y que el 2019 se actúe en otros 35 centros. Hasta el momento, durante el 2017 se ha intervenido en 32 escuelas, con una inversión de 3,5 millones de euros.
La teniente de alcalde de Derechos Sociales, Laia Ortiz, ha remarcado que «con la aportación del consistorio se blinda por un lado, una inversión garantizada de 3 M€, y por otro, que los equipos del Consorcio puedan trabajar con previsión. La idea es trabajar con los centros para adecuar las infraestructuras al proyecto de cada escuela y anticiparnos para que no vuelva a suceder que una escuela se quede durante años y años sin pintar».
Potenciar la amplitud, serenidad y luminosidad, huir de colores estridentes
La iniciativa está diseñada con dos grandes objetivos. Por un lado, la dignificación de los edificios escolares. Por otro, el establecimiento de unos parámetros cromáticos concretos que se empiecen a aplicar a partir de ahora en todos los centros donde se actúe.
En este sentido, el programa se ha diseñado rehuyendo de los colores estridentes habitualmente asociados a espacios infantiles para dar protagonismo los materiales, las texturas y el aprovechamiento de la luz natural y artificial para acentuar la serenidad y el confort.
Se trata de armonizar el entorno con el proyecto educativo del centro, así como ocurre con los complementos de otras actualizaciones, como el mobiliario de los centros.
El objetivo es conseguir la máxima sensación de amplitud, serenidad y luminosidad, haciendo prevalecer la pacificación visual de los espacios frente a la llamada «contaminación cromática». Esto no significa la ausencia de color, pero sí el color se concentre en los detalles. A partir de los elementos del edificio con un color determinado (maderas, pavimentos, revestimientos cerámicos o pétreos …) se ha propuesto para cada centro una gama cromática cálida, doméstica y tranquila que aporte confort y bienestar.
La idea de crear un Programa donde se fijen unos criterios base a la hora de mejorar los revestimientos y la pintura de un centro educativo se ha hecho para asegurar que los centros de la ciudad adquieran la máxima calidad espacial posible y que esta calidad se mantenga en el futuro.
Hay que tener en cuenta que el Consorci d’Educació de Barcelona gestiona edificios con características muy diferentes y que este patrimonio no se puede catalogar bajo un único patrón. Por ello, las propuestas respetan las singularidades de cada base arquitectónica e introducen variaciones cromáticas en función de la estructura y características de cada edificio.
Fotos: Ayuntamiento de Barcelona