El presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona, Miquel Valls, y el responsable de Estudios Económicos e Internacional de la entidad, Joan Ramon Rovira, presentaron ayer el informe Impacto del contexto político en la evolución y perspectivas de la economía catalana 2017-2018.
Del análisis se desprende que las economías catalana y española han entrado en una fase de moderada desaceleración del ritmo de actividad. La Cambra estima que el PIB catalán habría aumentado un 3,2% interanual en 2017 y prevé un crecimiento del 2,7% para 2018.
Estas previsiones corresponden a un escenario con un gobierno de la Generalitat constituido para ejercer durante los próximos cuatro años.
Si la incertidumbre sobre la situación política se agravase, la Cambra considera que habrá revisarlas a la baja.
Se considera que por los datos de que se dispone el impacto de la inestabilidad política generada por el 1-O sobre la actividad económica en el corto plazo ha sido limitado y desigual, habiendo afectado principalmente al turismo y, en menor medida, el comercio y la construcción.
Los expertos de la Cambra consideran que a medio algunas variables, como la confianza empresarial, la matriculación de vehículos industriales, los visados de obra nueva y la creación de empresas revelan un ritmo más desacelerado o decrecientes en Cataluña que en el resto del Estado. Este comportamiento podría anticipar un debilitamiento de la inversión ante la incertidumbre asociada con la situación política, pero también es congruente con la posición más avanzada en el ciclo de la economía catalana.
A los responsables de la Cambra les preocupa que si perdura la incertidumbre política, acabe afectando negativamente las decisiones de localización de inversiones y centros de decisión empresariales, así como la atracción y retención de talento, propio e internacional -tanto en Cataluña como en el resto de España.
Foto: Cambra de Comerç de Barcelona